En el siglo XVII, en el suroeste de Francia, se produjo un cruce accidental entre una planta de uva roja Cabernet Franc y una planta de uva blanca Sauvignon Blanc y así nació la uva más popular entre los bebedores de vino estadounidenses: Cabernet Sauvignon.
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La Cabernet Sauvignon es una variedad de uva tinta conocida por su piel gruesa y duradera, y por la resistencia de la vid a los elementos. Tras el nacimiento de la uva, la variedad Cabernet Sauvignon comenzó a ser adoptada en algunas partes de Francia por los vinicultores que buscaban plantas más duraderas y relativamente fáciles de cultivar, y la uva encontró su campeón en la región de Burdeos.
A los vinicultores bordeleses les encantó el saludable nivel de taninos de la uva, que permitía que el vino evolucionara en la botella durante muchos años. También determinaron que respondía increíblemente bien al paso por el roble, ya que éste aportaba nuevos y hermosos sabores. El resultado fue un vino con mucho cuerpo y un nivel medio de acidez que resultaba fantástico para acompañar la comida. Cuando empezaron a jugar con la variedad, empezaron a mezclarla con otras uvas, como la Merlot, y crearon la mezcla de vinos más famosa del mundo: la mezcla bordelesa.
A medida que la mezcla de vinos de Burdeos evolucionaba hasta convertirse en uno de los vinos más famosos y codiciados del mundo, la marca Burdeos se extendió por todo el planeta, y con la prensa de Burdeos llegó la uva Cabernet Sauvignon. A medida que el nombre de la uva se extendía y más gente de todo el mundo empezaba a cultivarla, muchos pasaron a llamar a la Cabernet Sauvignon la gran colonizadora, ya que se convirtió en la uva más plantada a nivel mundial, hasta que la Merlot la superó en los años noventa.
Aparte de su éxito en Burdeos, la Cabernet Sauvignon vio cómo su reputación despegaba aún más cuando se plantó en California. En 1976, un Cabernet Sauvignon de Stags’ Leap, en el valle de Napa, se impuso a los mejores chateaux de Burdeos en el Juicio de París de 1976 en una cata a ciegas. A partir de ese momento, el Cabernet Sauvignon de California se lanzó al mundo y empezó a pedirse en los asadores de todo el mundo.
Como vino, el Cabernet Sauvignon es conocido por su color oscuro, su cuerpo y su contenido de alcohol, que supera el 13,5%; la mayoría de los Cabernet Sauvignon, sobre todo los de lugares como California, Australia y Chile, tienen más bien un 14,5% y a veces superan el 15%. El vino es seco (no dulce) y tiene un nivel saludable de taninos, por lo que la boca se seca al sorberlo. Muchas personas que beben Cabernet Sauvignon dicen que siempre perciben un sabor a pimienta verde en el vino, junto con tabaco, cassis y frutas oscuras como las cerezas, junto con un toque de vainilla que proviene del envejecimiento del vino en el roble.
El Cabernet Sauvignon es un vino que necesita ser bebido con comida, dada su acidez, taninos y alcohol. No creemos que haya una regla rígida para beber vino con la comida, uno bebe el vino que le gusta con la comida que le gusta comer, pero el Cabernet Sauvignon es definitivamente un vino que va mejor con la comida que sin ella, ya que por sí solo puede ser abrumador.